Dos actores que no titubean

El Discurso del Rey (The king's Speech, Reino Unido/ 2011). Director: Tom Hooper Reparto: Geoffrey Rush, Colin Firth, Helena Bonham Carter Guión: David Seidler Fotografía: Danny Cohen Música: Alexandre Desplat

Opinión: Buena (*) (*) (*)

Crítica en un Twit: Encuadres muy originales y brillantes actuaciones. Y encima es la peliculita que ganó el Oscar.

Para empezar, puede que la peli esté muy buena. Pero como nos gusta ir contra la corriente y rebelarnos contra el sistema- además, a mi me gustó más Red Social- decidimos darle solo tres estrellitas. En fin, después de ese último comentario que a nadie le importa y justifica el nombre de este blog, pasamos a contarles de qué se trata lo último del dire Tom Hooper.

Al parecer, Jorge VI tiene grandes problemas para comunicarse debido a su tartamudez. Es por eso que se le complican bastante las cosas cuando se convierte en rey después de la abdicación de su hermano Eduardo VIII. Como se la ve muy negra al momento de pronunciar un discurso, recurre a un terapeuta bastante particular en sus métodos para mejorar su habla.

Una de las cosas para rescatar de El discurso del Rey, son las actuaciones de los dos protagonistas. Colin Firth interpreta al Rey Jorge VI a la perfección y sorprende debido a ser más que nada reconocido por actuar en tantísimas comedias románticas (Realmente Amor, El diario de Bridget Jones, entre otras). Geoffrey Rush no es una revelación, ya sabemos que es un actorazo porque lo vimos brillar en Claroscuro, Letras prohibidas (donde interpreta al Marqués de Sade) o en Piratas del caribe. Esta vez nos trae a Lionel Logue, un actor frustrado que se gana la vida como un terapeuta sin título. La aparición de este personaje sin dudas le da dinamismo a la película, producto también de un juego muy interesante entre el montaje y los encuadres en las escenas de Lionel con el Rey.

La peli no es pochoclera, aunque no deja de ser muy hollywoodense y del circuito comercial (recordemos Slumdog Millonaire y su falsa estética de cine independiente). Puede resultar por momentos demasiado perfecta y diplomática. Tanto que hasta molesta y dan ganas de meterle más actitud "Pomelo", a lo Capusotto.

En definitiva y para cerrar, es una película más, inflada por la crítica- menos por nosotros que somos unos jodidos- que nos confirma otra vez que no hay que ganar un Oscar para ser excelente.

Y para concluir, dos cosas. Primero, agregando mas comentarios Snob, les recuerdo que se viene el Bafici. Segundo, hablando de tartamudos, me despido a lo Porky y les digo: ¡Eso to-to-to-todo amigos!...y ¡G-g-g-good Show!